I. Bienvenido, desorden (al menos, que sea por un rato)!

Mis años mozos del blog fueron muy, muy locos... ordenadamente locos. 

Primero: estudiante de Psicología, exorcizándome de la sombra perenne de un ex que pasó de vivir pegado a mí a ni siquiera dirigirme la palabra y buscando el orden casi, casi con furia... 

Segundo: aún estudiante de Psicología y abriéndome al mundo mundial (como le dice mi hermano mayor), metiéndome en relaciones online con gente que - seamos sinceros - tenían más potencial de ser mis pacientes a ser parejas decentes.

Tercero: retirada de la carrera (tal como me pasó con mi idea de niñez de estudiar Medicina, ganó mi desilusión de ver que el tiempo me impedía lograr la tan ansiada conexión integral con mis pacientes), viajando mucho a Argentina y, por qué no, tomando un descanso de tanta convulsión exterior (y yo que creía que tenía una vida tranquila... mi psicóloga me hizo ver, hace muy poco tiempo, que ha sido prácticamente lo contrario).

Cuarto: conociendo a Corleone, mi ex (su uniforme de guardia parecía más bien de mafioso), con quien tuve una "relación" de 10 años de la cual escribiré más adelante y viajando a Suecia para establerme allá tras todo el papeleo reglamentario.

Quinto: estudiando sueco hasta completarlo a nivel avanzado, con responsabilidades tanto mías como del resto apilándose en mi ínfima espalda y cada vez más lejos de mi optimismo usual (soy muy "Color Esperanza" a pesar de sufrir depresión endógena), alcanzando el clímax de tamaño desastre a fines de 2016 (spoiler: terminé en urgencias psiquiátricas para hacer control de calidad como se debe 😅)

Poniéndose a analizar las cosas (hecho que me encanta, por cierto), no es tan fácil ver que hay un factor que me ha hecho más mal que bien desde siempre: la incesante búsqueda del orden. No tiene absolutamente nada de malo el establecer rutinas y metas, es más, es hasta vital cuando tienes la capacidad de enfoque de -500 y te viene de lujo si es que lo tuyo no es improvisar en absolutamente nada, pero hay cierto tipo de persona que no sólo no se beneficia de todo esto, sino que se puede meter en varios sucesos riesgosos por mantenerse en algo hasta el final. Ni siquiera es necesario que mencione a cuál de esos tipos de gente pertenezco, verdad? Espero que no, porque lo del enfoque de -500 les quedaría bien como definición personal 😛

Describiéndome un poquito, se puede decir que soy una persona muy, pero muy enfocada en lo que hago y me lo tomo todo en serio (sufro mucho más de lo esperado cuando se me va algo a pique), pero es imposible negar que poseo una veta muy grande que se cuestiona hasta sus propios motivos y pone las cosas constantemente (a cada rato) en la balanza. Lo mío es como una constante pelea entre la mujer que quiere absolutamente todo en concordancia con el ambiente y la que es capaz de reorganizar el planeta entero porque ve que las cosas no van para ningún lado, manteniéndome en un permanente debate al estilo parlamento inglés mezclado con sillas voladoras de la WWE y teniendo que echar mano a mis pastillas contra la migraña favoritas con una frecuencia que se pone cada vez más preocupante conforme crece mi estrés. 

Mi análisis, que he alimentado y "tuneado" con años de estudio de comportamiento humano y otras intervenciones pintorescas, ha dado como resultado que el orden no me conviene tanto como yo creí alguna vez. Puedo estar completamente ceñida a cuanta regla y método hay (de hecho, eso me salvó la vida en Suecia... literalmente), pero soy mucho más yo cuando tengo un espacio desde donde pueda crear, explorar, inquirir y, lo más importante, modificar aquello que voy creando. Comencé este blog en búsqueda del orden y, año tras año, fui cayendo en una especie de trance desde donde todo se volvió una sucesión de hechos automáticos y desprovistos de lo que me conforma como persona (curiosidad, tibieza, creatividad, observaciones capciosas, metáforas rebuscadas, ironías por doquier y muy malos chistes), siendo eso lo que creo que gatilló el que dejase de escribir y me adentrase en un viaje de búsqueda interior desde el cual no he salido porque aún no encuentro la tienda de souvenirs. 

Yo estoy hecha para el orden más desordenado que existe, así que le doy la bienvenida y le pondré un horario para que salga a darse unas vueltas por ahí y termine de encontrar la dichosa tienda de los regalitos, miren que tengo unos cuantos llaveros que obsequiar 😝 

Hasta la próxima! 

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